Propietarios y conductores de minibuses del transporte público en La Paz denunciaron que la gasolina distribuida recientemente provocó daños severos en los motores de sus vehículos. El combustible, de un color oscuro similar al café destilado, ocasionó fallas en el encendido y daños en piezas clave como varillas y balancines, obligando a llevar los autos a talleres mecánicos para su revisión.
Los afectados indicaron que los problemas no solo interrumpen la operación diaria de las unidades, sino que también generan gastos elevados en repuestos y mano de obra, que en algunos casos superan los 4.000 bolivianos. Según los mecánicos, el combustible se seca y forma residuos tipo alquitrán dentro de la cámara de combustión, lo que complica las reparaciones y retrasa la puesta en funcionamiento de los vehículos.
Frente a esta situación, los choferes hicieron un llamado a la Agencia Nacional de Hidrocarburos para que supervise la calidad de la gasolina en las estaciones de servicio. Mientras tanto, los talleres registran un aumento constante de vehículos que necesitan reparaciones, lo que deja a muchos conductores varios días sin trabajar y con pérdidas económicas significativas.