Choco, el perro callejero que se convirtió en guardián de Ciudad Satélite, en El Alto, dejó un profundo impacto en la comunidad tras su fallecimiento. Durante años acompañó a los vecinos, cuidó a los niños que regresaban del colegio y alertaba ante cualquier peligro, ganándose el cariño y respeto de quienes lo conocieron. Su presencia se convirtió en un símbolo de lealtad y protección incondicional, demostrando el amor que los perros pueden ofrecer sin esperar nada a cambio.
A pesar de su entrega, Choco fue atacado y perdió la vida, dejando un mensaje sobre la importancia de respetar y proteger a los animales. Hoy es recordado no solo como un perro callejero, sino como un héroe que inspiró a la comunidad a valorar la dedicación y el afecto que los animales pueden brindar. Su legado perdura como un símbolo eterno de amor, libertad y compromiso hacia los seres que nos acompañan.
