La economía boliviana enfrenta una de las coyunturas más complejas de las últimas décadas, caracterizada por estancamiento productivo, aumento del desempleo y alta presión inflacionaria. Según proyecciones, el Producto Interno Bruto (PIB) registrará una contracción de 0,5% en 2025, con descensos aún mayores en 2026 y 2027, de 1,1% y 1,5% respectivamente, mientras que la inflación se estima en alrededor del 20% este año, erosionando el poder adquisitivo de los hogares.
Esta situación, conocida como estactuación económica, representa una trampa macroeconómica de difícil resolución. Las políticas destinadas a estimular la demanda podrían agravar la inflación, mientras que las medidas contractivas necesarias para contener los precios podrían profundizar la recesión. Expertos advierten que se requieren estrategias integrales que combinen estabilización económica, promoción productiva y control de la inflación para recuperar la confianza y garantizar un crecimiento sostenible.