El incremento del precio de la carne de res en El Alto está afectando directamente a las amas de casa, quienes ahora adquieren solo medio kilo en lugar de un kilo como solían hacerlo. La escasez se debe a la limitada entrada de ganado en pie y faineado desde Santa Cruz y Beni, sumada a la dificultad para acceder a combustible, lo que obliga a los transportistas a recurrir al mercado negro, elevando aún más los costos. Actualmente, el precio del kilo de carne bordea los 46 bolivianos y se proyecta que pronto pueda alcanzar los 50.
El aumento de precios afecta tanto a la carne de vaca, la más económica, como a la de primera calidad, utilizada en embutidos y cortes especiales. Los comerciantes señalan que los incrementos se deben principalmente al costo del diésel, necesario para los camiones frigoríficos que trasladan la carne, y a la limitada disponibilidad de ganado en los centros de abastecimiento. Esto genera que los consumidores prioricen cortes más baratos, como costilla y pecho, reduciendo la venta de cortes de mayor precio.
Los vendedores también destacan que los ajustes de precio se mantienen pese a los anuncios de importación por parte del gobierno y la intención de estabilizar los costos. Con los precios actuales, la pulpa especial ha vuelto a situarse entre 68 y 70 bolivianos, mientras que el novillo o toro alcanza 54 bolivianos por kilo. La situación continúa impactando el consumo doméstico y pone en evidencia la relación entre abastecimiento, transporte y poder adquisitivo de los hogares en El Alto.