Condiciones deplorables en la APDHB tras su devolución a Amparo Carvajal

Al retomar la sede de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos en Bolivia (APDHB), ubicada en La Paz, se constató un estado deplorable en sus instalaciones. Fotografías históricas de defensores de los derechos humanos, como Amparo Carvajal y Waldo Albarracín, habían desaparecido, y las oficinas se encontraban completamente abandonadas. Escritorios cubiertos de polvo, computadoras inoperables, teléfonos dañados y muebles apilados eran el reflejo del desorden y la falta de cuidado que sufrió el lugar durante los últimos meses.

Además, los espacios destinados a la atención de la ciudadanía se habían convertido en improvisados dormitorios, con colchones en el piso, restos de comida, utensilios sucios y vidrios rotos. Se observó la presencia de heces de roedores y desechos de todo tipo, lo que hace inhabitable gran parte del inmueble. Según los responsables de la recuperación, el lugar fue utilizado como alojamiento temporal por personas afines a movimientos sociales, sin ninguna consideración por la función de la institución ni por la defensa de los derechos humanos.

El testimonio de los responsables de retomar la sede refleja profunda tristeza y preocupación ante el abandono y el mal uso del inmueble. Ahora, se enfrentan al desafío de restaurar la infraestructura y devolver a la APDHB su función original como espacio dedicado a la protección y promoción de los derechos humanos en Bolivia, en medio de un panorama que evidencia años de descuido y falta de responsabilidad hacia la institución.