Periodistas de F10 evidenciaron actividad minera con maquinaria pesada a escasos metros de la represa de Incachaca, que abastece de agua a La Paz y El Alto. En el lugar se observan motobombas, tanques, piscinas de lavado de mineral, camiones y volquetas, así como un socavón con retroexcavadora en operación. La proximidad de estas instalaciones a la fuente de agua genera preocupación sobre la posible contaminación del recurso que llega a la población.
Según el reportaje, el agua utilizada en el lavado del mineral es desviada desde un caudal cercano a la represa, lo que podría implicar que residuos y partículas resultantes de la actividad minera terminen en el embalse. Los periodistas señalan que la instalación no muestra identificaciones ni permisos visibles, lo que dificulta determinar si se trata de una cooperativa minera legalizada o de operaciones informales que alquilan maquinaria y transporte.
La complejidad del terreno y la falta de señalización hacen que el acceso sea difícil, mientras que la maquinaria y el transporte pesado operan de manera visible sin control aparente. Los expertos y autoridades locales han indicado que se realizarán análisis de laboratorio para evaluar la calidad del agua, su turbidez y posibles metales pesados presentes, con el objetivo de esclarecer cualquier riesgo para la salud de la población.
F10 instó a las autoridades de la Gobernación y la Alcaldía de La Paz a intervenir con celeridad para garantizar la protección del agua potable. La preocupación principal radica no solo en la contaminación directa, sino también en los efectos a largo plazo que la exposición a minerales y sustancias químicas podría generar en quienes consumen o entran en contacto con esta agua. Las inspecciones y estudios técnicos determinarán la magnitud de los riesgos y las acciones a seguir.