Cada 24 de enero, Bolivia celebra la feria de La Alasita, una tradición que combina fe, identidad y esperanza. Sus raíces se remontan a la cultura aimara, donde se rendía culto a la abundancia y la fertilidad mediante pequeñas ofrendas en miniatura. Desde 1979, el Museo Costumbrista de La Paz preserva el patrimonio cultural vinculado a esta festividad, mostrando objetos que reflejan la vida y los deseos de los bolivianos. La feria inicia con las "illas" e "ispallas", semillas simbólicas que representan tanto los bienes materiales como los sueños que los participantes esperan alcanzar.
Con la llegada de la colonia, las prácticas originarias se fusionaron con tradiciones católicas, dando origen a la figura del Ekeko, dios de la abundancia, protagonista central de la celebración. La exposición en el museo se renueva dos veces al año, permitiendo a los visitantes observar nuevas muestras y quecos. La Alasita, que reúne a miles de artesanos y asistentes, ha sido reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y continúa siendo un espacio donde los bolivianos expresan sus aspiraciones y prosperidad para el año que inicia.
