Hace cuatro años, la vida de Marco Yujra cambió drásticamente tras un accidente eléctrico mientras trabajaba en construcción. La descarga le provocó daños irreversibles, obligándolo a perder sus cuatro extremidades para salvar su vida. A pesar de la tragedia, Marco decidió no rendirse y aprender a vivir nuevamente, apoyado en la fe y en el amor por sus tres hijas. “Yo solo mirando al cielo le pedí una oportunidad a Dios… la verdad que Dios es tan grande y estoy acá”, recuerda el hombre.
Adaptándose a su nueva realidad, Marco utiliza prótesis en sus piernas y ha desarrollado habilidades únicas para continuar con sus actividades diarias. Incluso puede manipular su celular con la nariz, herramienta que considera “un dedo más”, permitiéndole entrar a redes sociales y mantenerse comunicado con su entorno. Además, vende pañuelos desechables en el teleférico amarillo, demostrando su capacidad de superación y resiliencia.
Los sueños de Marco siguen siendo grandes: desea convertirse en un importante importador de Kleenex, adquirir una vivienda propia y conseguir prótesis para sus manos. A pesar de las dificultades económicas y físicas, mantiene la esperanza de ofrecer una vida más estable a sus hijas y continuar luchando por sus metas. “La vida es bonita… ahora me toca vivir lo presente”, afirma.
La historia de Marco refleja que, incluso ante adversidades extremas, es posible encontrar fuerza, esperanza y motivación para seguir adelante. Su experiencia demuestra que el apoyo familiar, la solidaridad de terceros y la determinación personal son claves para superar cualquier obstáculo y seguir construyendo un futuro mejor.
