La escasez de diésel ha paralizado el funcionamiento de los tractores en varias comunidades del departamento de La Paz, afectando de manera directa la producción agrícola. Ante la imposibilidad de acceder a combustible, muchas familias decidieron retomar el uso de la yunta y el arado tradicional con toros, una práctica ancestral que permite continuar con la siembra, aunque con resultados más limitados. “Con toro estamos sembrando”, relatan los comunarios, quienes aseguran que la falta de maquinaria moderna reduce la productividad y encarece el trabajo en el campo.
En el altiplano paceño, la temporada de siembra se extiende desde septiembre hasta noviembre, después de las heladas y con la llegada de las primeras lluvias. Sin embargo, el retraso provocado por la falta de combustible podría comprometer la cosecha. Los agricultores temen que, si la situación persiste, las heladas posteriores afecten los cultivos de papa y otros productos, generando pérdidas significativas para las familias campesinas que dependen de esta actividad para subsistir.
 
				